Creo que no me equivoco al afirmar que algunos, al ver cómo el coronavirus empezaba a afectar a nuestros países, llegamos a preguntarnos (o más bien a soñar) si tal vez esta sería la oportunidad para un cambio en el orden mundial.
Es bastante obvio que esta pandemia no es más que otro aviso de que el sistema no funciona. Vivir en un sistema capitalista globalizado donde, el batir de las alas de una mariposa en una punta del mundo provoca un tsunami en el contrario que encima acaba alcanzando a todo el planeta, es un error.
Es un error usar un sistema básicamente económico como forma de gobierno. Es un error que todo el poder se concentre tanto en políticos y gobiernos, dejando a los ciudadanos a su merced y provocando un distanciamiento insalvable entre unos y otros. Es un error politizar lo “impolitizable” y tratar de gestionar esta crisis sanitaria en base a una ideología política.
Ahora más que nunca deberíamos dejar que fuesen los investigadores y científicos los que llevaran las riendas. Deberían ser epidemiólogos y gente experta la que tomara las decisiones.
Tal y como sugiere el arqueólogo y paleontólogo Eduald Carbonell en esta entrevista, para la próxima pandemia se debería crear un plan de contingencia a nivel mundial que todos y cada uno de los países deberían aplicar de forma obligatoria y sin excepción para acabar con el enemigo común. Porque, si volvemos a la normalidad, al mundo globalizado con un sistema basado totalmente en el capital, vendrán más pandemias. Y, para sobrevivir, hay que adaptarse al entorno, no adaptar el entorno a nosotros o directamente destruirlo.
Lamentablemente, los líderes mundiales siguen obteniendo beneficio de este sistema corrupto y herido de muerte. Con lo cual, continuarán aferrándose a él como a un clavo ardiendo. Hablan de volver a la normalidad. Están desesperados por seguir manteniendo su sistema únicamente beneficioso para ellos y cuatro más. Y lo más triste, si no acaban fracasando miserablemente en su desesperado intento por conseguirlo, así será.
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